Aquest relat va ser escrit per un concurs de relats de
terror en llengua castellana, que no vaig enviar per premura de temps.
Posteriorment el vaig fer servir pel concurs d’Anim 2 de Puig-reig i va ser
premiat amb un segon premi. Malgrat l’idioma és diferent l’incloc en el meu bloc ja que és fill de la meva ment.
Mariposas
de negras alas, como plumas de cuervo, revolotean entre mis piernas.
Pero no existen son falsas imágenes creadas en el
interior de mi desquiciado cerebro. El miedo, el pavor, entorpecen mis
vacilantes pasos. Cansado dejo caer mi cuerpo en la silla que hay en el centro
geométrico de la habitación. Mis manos y mis pies no ofrecen ninguna
resistencia al ser sujetadas a los barrotes metálicos, que como un instrumento
de tortura me inmovilizan.
Todo comienza como un leve temblor que poco a poco, con
suavidad extrema, va subiendo su intensidad desde mis piernas e invade mi
cuerpo.
Alas
negras de mariposas apagan mis ojos.
En este momento cuando creía haberme liberado del
remordimiento por mis actos libidinosos con infantiles cuerpos el temblor
remitió de golpe. Las torturas infligidas a los pequeños seres golpean
incesantemente mis pensamientos. Pero ni el castigo recibido ni mi propia pena en
ningún caso mitiga el mal ocasionado.
Vuelve el temblor a invadir mi ser. No creo en esta
terapia que según dicen modificara mi sentir. Una castración inducida, son las
palabras científicas. Pero la electricidad que me recorre excita todavía más mi
instinto sexual. El deseo se hace más deseo, casi obsesión. Mi mente y mi
cuerpo se llenan de concupiscencia al máximo.
Negras
alas de mariposa, cual plumaje de cuervo, se mueven delante de mi mirada.
Dolor, aflicción, remordimiento dominan mi cerebro, pero
en algún recóndito espacio de este mi cuerpo el deseo me domina y con el deseo
el placer inconsciente. Miro la cara de pena de los que observan el intento de
mi curación. Hay quien cree que la mente domina la carne. Pero yo sé que no
será así. Nueva sesión, ahora con más voltaje, y mi rebelión es total. La mente
claudica delante del poder corporal. Mi obsesión se intensifica.
La
mente queda obnubilada por negras alas de mariposa.
Luego otra vez el sosiego, cuerpo y alma no sienten
absolutamente ninguna sensación. Más los recuerdos surgen punzantes y avivan mi
lujuria que crece a medida que transcurre el tiempo.
Alguien en un apartado estudia mis reacciones. Mi amiga, mi alumna y
mi misma confidente, que después de estudiar los diferentes hologramas levanta
pesarosa la mano con el pulgar hacia abajo.
El instante es frenético. Mi cuerpo se mueve
descoordinado. Yo no soy yo, solamente un maniquí que tiembla i se descoyunta.
Mis últimos reflejos continúan siendo pecaminosos.
Alas
negras de mariposa cubren completamente mis ojos, mi paladar y mi cuerpo.
Todo ha finalizado. La razón de la sinrazón está olvidada
en el más allá. Si existe este lugar para los pecadores impenitentes.
Miquel Pujol Mur
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