El
Rafael la mira insistentemente, también la ha reconocido. Cuando se acabo la
presentación i después de haber saludado a todo el mundo, el hombre se le acerca i solament pronuncia una palabra:
¾
¿Cristina?
¾ Sí!-
contesta escuetamente, pero, a continuación pregunta- ¿ y ese apellido?
¾
Es
el de ella, pensamos que un Jimenez tendría más difícil ser escuchado en su
país.
¾
Pero,
estais casados de verdad
¾ Sí,
pero actualmente solamente nos une el negocio. El dinero. Margot tiene
veinticinco anys más que yo y me permite alguna aventura con chicas. Muchas
veces me repite: tu te tendrías que buscar una chica de tu edad, que te
acompañara en tus viajes. A mi me comienza a molestar ir de un lugar a otro.
Mis huesos están ya cansados y maltrechos.
En
esto se acerca el Pere que està muy divertido con un grupo de amigos y conocidos,
saluda amablemente al escultor y le dice a la Cristina:
¾
Hemos
montado un grup para ir de farra, nos acompañas.
¾
No!-
responde- el día ha sido duro y estoy muy cansada. Estaré un rato más y al salir cogeré un taxi.
¾
Bien,
como quieras. De acuerdo. Nos vemos después.
¾
No
me despiertes cuando llegues. Necesito dormir. - El Pere marcha con el animado
grupo formado por hombres y mujeres.
Rafael
coge la mano de la Cristina y poco después se funden en un fuerte abrazo. Sienten
una extraña sensación, parece como si no hubiera pasado el tiempo y
volvieran a ser los dos chiquillos que
corrían a la vera del río. La sensació continua intensamente. La electricidad
sexual chispea entre los dos. Miran y observan que mucha gente ha marchado. Margot
los mira con una mueca alegre y se retira con la mujer del embajador, saludando
amablemente a la pareja.
Ella
ya había sentido hablar de una chiquilla llamada Cristina en los sueños de su
esposo. Había averiguado donde vivía, su vida y había propiciado el encuentro.
Después pasó lo que pasó. Leña y yesca, solamente tienen un único destino.
El
Rafael coge a la Cristina del brazo i la lleva a un almacén en la misma sala.
La mujer no opone ninguna resistencia. Los besos y las caricias inician el
ritual del amor. Ja no son dos ninos inocentes, ahora ja son dos adultos con
muchas vivencias.
Cae
parte de la ropa, la pasión és completa, besos, arrumacos. Finalment la ropa es
un estorbo y semidesnudos copulan encima de un cartón. No se cansan de estar el
uno al lado del otro, acariándose, besándose, mordiéndose con un deseo
desenfrenado. En el almacén hace frío
pero es tal su fuegor interior que no notan ni el paso del tiempo ni el frío.
Ya, tras el último esfuerzo, la última pulsación, se levantan y como personajes
desmadejados de una funció, se visten y salen del inhòspit escenari de su amor. Él la coge de la cintura y juntos buscan un
taxi para ir a sus hogares.
Continuarà ...
Miquel Pujol Mur
Continuarà ...
Miquel Pujol Mur
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